El Monasterio de Sant Pere: una abadía con mucha historia
El monasterio de Sant Pere fue fundado el año 977 y se puso bajo el patrocinio de la Santa Sede y por tanto disfrutó de ciertos privilegios, como custodiar las reliquias de los mártires Sant Prim i Sant Felicià. El año 1003 se consagró la iglesia. Cuando el condado pasó a depender de Barcelona, el monasterio vivió su momento de máxima esplendor, ya que en ausencia del conde, el abad era la personalidad con más autoridad en la villa.
En enero de 1798 Melcior de Rocabruna fue presentado por el Real Patronato para abad se Sant Pere de Besalú (Girona), donde tomó posesión el 15 de octubre del mismo año. Tras la Francesada, que destruyó buena parte del monasterio, en 1814 Rocabruna trasladó solemnemente a Besalú las reliquias que se habían salvado escondidas en el monasterio de Sant Llorenç del Mont. Además, reconstruyó el monasterio arrasado por las tropas francesas, excepto la iglesia y la casa del abad, con las rentas de diez años del priorato del Sant Sepulcre de Palera (Girona), del qual tomó posesión el 6 de diciembre de 1816. La comunidad, pero, había quedado reducida al abad, seis monjes y dos novicios.
Tras la desamortización el edificio de los claustros fue comprado por Esteve Corominas que lo convierte en una fábrica textil antes de que los últimos propietarios, la familia Masó-Bové, conviertan el edificio en casa de colonias para escuelas de toda Catalunya entre 1979 y 1993.
Edifico Cal Coro. Bienvenida, oficinas y archivo
Se trata de una edificación de estilo racionalista, de gran interés arquitectónico, conocido como Cal Coro. Ocupa el espacio donde antiguamente estaba la Casa del Abad del Monasterio de Sant Pere que, en su tiempo, había sustituido la del camarero del convento benedictino. A mediados del siglo XX, en unión con el edificio de los claustros, fue la sede de la fábrica textil que confeccionaba los “Calcetines Pullman” de la empresa Fills d’Esteve Corominas. Hace diez años el coleccionista y joyero gerundense Lluís Carreras instaló Micromundi, un peculiar museo de miniaturas y microminiaturas que cada año atrae más de 30.000 visitantes.
Hoy el edificio presenta tres plantas en forma de L de 370m2 cada una: la planta baja acoge la exposición, el primer piso es vivienda y el segundo se usa de almacén. Corona el inmueble una terraza con excepcionales vistas a la Plaza de Sant Pere, al puente románico sobre el Fluvià y a los huertos.
Edificio Claustros. Las salas de exposición
Se trata del edificio del antiguo convento benedictino de Sant Pere: tiene su origen a principios del siglo XVIII y fue reconstruido por los monjes tras la Guerra de la Independencia. Constaba de cinco casas independientes de amplias cámaras con vueltas, comunicadas interiormente por una escalera. El edificio, de 600 metros cuadrados por planta, está formado por un volumen único, rectangular, con numerosas aperturas distribuidas regularmente y alineadas verticalmente.
El edificio, que se alza encima de la antigua muralla, consta de tres plantas encima de un sótano abovedado e incluye dos terrazas: el antiguo huerto del convento y el mirador encima del antiguo molino. Sin uso desde hace más de dos décadas, después de convento fue fábrica textil y, más tarde, fue casa de colonias vinculada a una escuela privada de Badalona.